Lo curioso es que si nos remontamos a tiempos más remotos nos damos cuenta de que en el antiguo Egipto los gatos eran considerados dignos de adoración. Bast, la diosa egipcia de la armonía y la felicidad, la protectora del hogar y la alegría de vivir, era representada por un cuerpo femenino con cara de felino.
Desgraciadamente es el gato la principal víctima de estas supersticiones, con resultados muchas veces fatales.El origen de la ‘leyenda negra’ no es por culpa de los propios felinos, lo es de absurdas creencias que relacionaban a este tipo de gatos con lo maligno.
Por fortuna en otras partes del mundo los gatos negros cuentan con un poco más de suerte. En el Reino Unido y en Japón estos animales presagian buena fortuna; en Alemania son augurio de buena suerte; los agricultores de los países bálticos que encuentran felinos negros en sus cultivos los asocian con el espíritu de Rungis (el dios de las cosechas).En resumen, el que tiene mala suerte es el pobre gato negro, que debido a supersticiones ridículas y a la ignorancia del ser humano no ha sido tratado como lo que es, un magnífico ser vivo que merece todo el respeto por su vida y dignidad.